Tras la muerte de su esposa, el psiquiatra Carl Jamison se traslada a Nueva York con su hijo. Allí trabaja en el servicio de psiquiatría de la policía de la ciudad y se ve envuelto en un caso sobre un detective que investiga la misteriosa muerte de unos niños, brutalmente asesinados, que ha perdido la razón. Carl descubre que los asesinatos están vinculados a un culto de carácter religioso en el que sacrifican a niños de entre ocho y diez años, justo la edad de su hijo. Personas influyentes de la sociedad neoyorquina practican este culto, incluso amigos próximos a Carl que ya han escogido a su hijo para el próximo sacrificio.